Pero qué es una distopía? Este término ya se acuña a finales del XIX para referirse a una utopía negativa o perversa, un mundo donde el proceso de globalización nos lleva a una deshumanización social, donde el individuo es manipulado hasta un punto que pierde conciencia de su realidad immediata. Vivimos en una sociedad donde es tan fácil manipular la información y dirigir las masas a una u otra dirección que quizás por eso guste tanto este subgénero literario.
Por eso quiero hablar hoy de la madre de todas las distopías para mí: 1984, de George Orwell. Es inevitable cuando uno lee o ve Los Juegos del Hambre hacer referencia al universo orwelliano: tensiones y amenazas de una futura guerra, gobiernos totalitarios que ejercen represión sobre sus ciudadanos, el parecido entre el Ministerio de la Paz y los Agentes de la Paz en los libros de Suzanne Collins, etc.
Para mi la novela de Orwell es una de las creaciones más salvajes e imaginativas del siglo XX.
Es muy interesante el uso del lenguaje en 1984. Orwell estaba en contra de lo vago y abstracto. Para él, la lengua debería ser un instrumento de comunicación directa y de información. En su novela, el lenguaje está utilizado como un instrumento negativo de control de la verdad. Ingsoc (el nombre del partido en control de todo) controlando el lenguaje no solo controla a sus ciudadanos, si no que los destruye y aniquila intelectualmente. Por eso el concepto de la verdad se transforma totalmente.
Con el uso de slogans se domina a los ciudadanos, se les controla la mente y el vocabulario es continuamente reducido porque si no hay palabras para expresar una idea, dicha idea simplemente no existe.
Winston ( el protagonista masculino) todavía tiene su vigencia 31 años después de la fecha futurista de la novela. A pesar de la derrota de los totalitarismos, hoy en día podemos hacer referencia a un nuevo totalitarismo enmascarado. Vivimos en una supuesta sociedad libre, donde se nos ha vendido que podemos hacer lo que queramos, la idea del yo y del individualismo impera , pero en el fondo tenemos unos mecanismos invisibles que nos controlan. Por tanto, encuentro la obra de Orwell muy actual, y no sólo es una crítica total a la barbarie stalinista, también está hablando de nosotros y el siglo XXI. Es más fácil vivir en la ignorancia y la obediencia creando una percepción artificial de felicidad que enfrentarse críticamente a lo que nos rodea.
La vida de Winston es claustrofóbica, terrible, todo carece de sentido. Nos enfrentamos a la aniquilación del ser, y el protagonista se enfrenta a una existencia gris, sin sentido y sin esperanza. La primera parte del libro me parece fantástica, con unas descripciones que nos ayudan a entender una sociedad opresiva de muertos en vida. Hay cámaras en todas partes, espías, nada es lo que parece, los niños son educados por el partido para controlar a sus padres, la policia o la Thought-Police es muy temida por todo el mundo y castiga duramente a todo aquel que se mueva lo más minimamente de la línea trazada. El estado está controlando todo, a todos los niveles, y sobre todo la racionalidad de sus individuos, sus sueños y su lenguaje como el arma más poderoso para enfrentarse a ellos y es que las palabras pueden cambiar el mundo.
Imprescisdinble. Una obra desoladora, de culto y de referencia.
Es muy interesante el uso del lenguaje en 1984. Orwell estaba en contra de lo vago y abstracto. Para él, la lengua debería ser un instrumento de comunicación directa y de información. En su novela, el lenguaje está utilizado como un instrumento negativo de control de la verdad. Ingsoc (el nombre del partido en control de todo) controlando el lenguaje no solo controla a sus ciudadanos, si no que los destruye y aniquila intelectualmente. Por eso el concepto de la verdad se transforma totalmente.
"I tell you Winston, that reality is not external. Reality exists in the human mind, and nowhere else. Not in the individual mind, which can make mistakes, and in any case soon perishes: only in athe mind of the paraty, which is collectivee and immortal. Whatever the party holds to be truth, is truth. It is impossible to see reality except by looking through the eyes of the Party"
Con el uso de slogans se domina a los ciudadanos, se les controla la mente y el vocabulario es continuamente reducido porque si no hay palabras para expresar una idea, dicha idea simplemente no existe.
Winston ( el protagonista masculino) todavía tiene su vigencia 31 años después de la fecha futurista de la novela. A pesar de la derrota de los totalitarismos, hoy en día podemos hacer referencia a un nuevo totalitarismo enmascarado. Vivimos en una supuesta sociedad libre, donde se nos ha vendido que podemos hacer lo que queramos, la idea del yo y del individualismo impera , pero en el fondo tenemos unos mecanismos invisibles que nos controlan. Por tanto, encuentro la obra de Orwell muy actual, y no sólo es una crítica total a la barbarie stalinista, también está hablando de nosotros y el siglo XXI. Es más fácil vivir en la ignorancia y la obediencia creando una percepción artificial de felicidad que enfrentarse críticamente a lo que nos rodea.
La vida de Winston es claustrofóbica, terrible, todo carece de sentido. Nos enfrentamos a la aniquilación del ser, y el protagonista se enfrenta a una existencia gris, sin sentido y sin esperanza. La primera parte del libro me parece fantástica, con unas descripciones que nos ayudan a entender una sociedad opresiva de muertos en vida. Hay cámaras en todas partes, espías, nada es lo que parece, los niños son educados por el partido para controlar a sus padres, la policia o la Thought-Police es muy temida por todo el mundo y castiga duramente a todo aquel que se mueva lo más minimamente de la línea trazada. El estado está controlando todo, a todos los niveles, y sobre todo la racionalidad de sus individuos, sus sueños y su lenguaje como el arma más poderoso para enfrentarse a ellos y es que las palabras pueden cambiar el mundo.
Imprescisdinble. Una obra desoladora, de culto y de referencia.
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