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Friday 3 July 2015

MUCHO SUR en To Kill a Mockingbird


Maycomb ( Alabama) nombre ficticio que representa a Monroeville,  aunque podría referirse a cualquier pueblo del sur de los Estados Unidos. Un lugar aparentemente tranquilo, donde todo transcurre muy lento. Años 30, la gran depresión de fondo, con unos efectos devastadores en la población. 

"Maycomb was an old town, but it was a tired old town when I first knew it. In rainy weather the streets turned to red slop; grass grew on the sidewalks, the courthouse sagged in the square. Somehow, it was hotter then: a black dog suffered on a summer’s day; bony mules hitched to Hoover carts flicked flies in the sweltering shade of the live oaks on the square. Men’s stiff collars wilted by nine in the morning. Ladies bathed before noon, after their three-o’clock naps, and by nightfall were like soft teacakes with frostings of sweat and sweet talcum. People moved slowly then. They ambled across the square, shuffled in and out of the stores around it, took their time about everything. A day was twenty-four hours long but seemed longer. There was no hurry, for there was nowhere to go, nothing to buy and no money to buy it with, nothing to see outside the boundaries of Maycomb County. But it was a time of vague optimism for some of the people: Maycomb County had recently been told that it had nothing to fear but fear itself."

"Maycomb era una población antigua, pero cuando yo la conocí por primera vez era, además, una población antigua y fatigada. En los días lluviosos las calles se convertían en un barrizal rojo; la hierba crecía en las aceras, y, en la plaza, el edificio del juzgado parecía desplomarse. De todas maneras, entonces hacía más calor; un perro negro sufría en un día de verano; unas mulas que estaban en los huesos, enganchadas a los carros Hoover, espantaban moscas a la sofocante sombra de las encinas de la plaza. A las nueve de la mañana, los cuellos duros de los hombres perdían su tersura. Las damas se bañaban antes del mediodía, después de la siesta de las tres... y al atardecer estaban ya como pastelillos blandos con incrustaciones de sudor y talco fino. Entonces la gente se movía despacio. Cruzaba cachazudamente la plaza, entraba y salía de las tiendas con paso calmoso, se tomaba su tiempo para todo. El día tenía veinticuatro horas, pero parecía más largo. Nadie tenía prisa, porque no había adonde ir, nada que comprar, ni dinero con qué comprarlo, ni nada que ver fuera de los limites del condado de Maycomb. Sin embargo, era una época de vago optimismo para algunas personas: al condado de Maycomb se le dijo que no había de temer a nada, más que a si mismo."


A bronze statue of a young girl reading “To Kill a Mockingbird,” in Monroeville, Alabama.


Asi nos describe Harper Lee la vida en este  pueblo sureño, en su hasta hace poco única novela "To Kill a Mockingbird". Parece complicado salir airoso de una sociedad donde las cosas son como son, donde no se esperan cambios, donde la incultura general es abrumadora.


En general, Matar a un Ruiseñor es un gran cuadro costumbrista que resulta un documento muy útil par conocer la vida en el sur. Tenemos todos los elementos típicos y tópicos, superstición y tradición, veteranos de la guerra, las mujeres que no tienen vida propia. los negros que siguen siendo ciudadanos de segunda, etc. En definitiva el sur mítico y degradado donde personajes blancos y negros se entremezclan y van construyendo una historia que cala hondo en el lector. Aunque al principio he de decir, que no me llegó a cautivar mucho. Quizás las descripciones de los tediosos veranos en Maycomb me llegaban a aburrir  y en esa  búsqueda de saber qué hacer, los jovenes protagonistas me transmitieron su falta de perspectivas. En un momento llegué a pensar que este clásico de la literatura norteamericana no era para tanto, y que no ofrecía ninguna novedad. Pensé  "bahhh una historia más contada por niños, con muy buenas descripciones pero ya está?" Me costó meterme en la trama y admitir que es un libro muy recomendable porque enseña valores que hoy en día parecemos olvidar. 

En su relato la autora muestra una relación incómoda con su lugar de origen y lanza varias  críticas al sistema educativo norteamericano de aquel momento. Por ejemplo es interesante el primer día de clase de Scout con una joven e inexperta profesora y cómo se critica la falta de conocimiento de las distintas clases sociales y cómo esto genera conflicto. La niña Scout, realiza, con toda su inocencia, un retrato implacable de sus conciudadanos, resaltando siempre su clasismo y su racismo.
"A hand went up in the back of the room. “How can he do that?”“Who do what?” asked Miss Gates patiently.“I mean how can Hitler just put a lot of folks in a pen like that, looks like the govamint’d stop him,” said the owner of the hand.“Hitler is the government,” said Miss Gates, and seizing an opportunity to make education dynamic, she went to the blackboard. She printed DEMOCRACY in large letters. “Democracy,” she said. “Does anybody have a definition?”“Us,” somebody said.I raised my hand, remembering an old campaign slogan Atticus had once told me about.“What do you think it means, Jean Louise?”“‘Equal rights for all, special privileges for none,’” I quoted.“Very good, Jean Louise, very good,” Miss Gates smiled. In front of DEMOCRACY, she printed WE ARE A. “Now class, say it all together, ‘We are a democracy.’”We said it. Then Miss Gates said, “That’s the difference between America and Germany. We are a democracy and Germany is a dictatorship. Dictator-ship,” she said. “Over here we don’t believe in persecuting anybody. Persecution comes from people who are prejudiced. Prejudice,” she enunciated carefully. “There are no better people in the world than the Jews, and why Hitler doesn’t think so is a mystery to me.”

"–¿Cómo puede hacer eso?–¿Quién y qué? –preguntó miss Gates con paciencia.–Quiero decir, ¿cómo puede Hitler poner a un montón de gente en un corral, así de este modo?Parece que el Gobierno debería impedirlo –dijo el propietario de la mano.–Hitler es el Gobierno –explicó miss Gates. Y aprovechando una oportunidad para hacer dinámica la educación, fue a la pizarra y escribió DEMOCRACIA con letras grandes–. Democracia–dijo–. ¿Sabe alguno una definición?–Nosotros –dijo alguien.Yo levanté la mano, recordando un antiguo latiguillo electoral que me había explicado Atticus.–Derechos iguales para todos; privilegios especiales para ninguno –cité.–Muy bien, Jean Louise, muy bien –miss Gates sonrió. Delante de DEMOCRACIA escribió entonces NOSOTROS SOMOS UNA–. Ahora, chicos, decidlo todos a coro: nosotros somos una democracia.–Esta es la diferencia entre América y Alemania. Nosotros somos una democracia y Alemania es una dictadura. Dictadura –repitió–. Aquí, en nuestro país, no creemos que se deba perseguir a nadie. La persecución es propia de personas que tienen prejuicios. Prejuicios –anunció cuidadosamente–. No hay en el mundo personas mejores que los judíos, y el motivo de que no lo crea así es para mí un misterio

 En los 50, 60 las noticias sobre negros asesinados eran muy frecuentes y cuando en diciembre de 1955, una mujer negra, Rosa Parks, rechazó ceder su asiento a un hombre blanco este fue  un acto de desobe­diencia que impulsó el movimiento por los derechos civiles, por lo que este libro se convirtió pronto en algo más que un relato costumbrista. Su historia sigue en algunos aspectos muy vigentes y ante todo nos invita a pensar en el prójimo y a ponernos  en los zapatos del otro antes de juzgar.  Se nota que Harper Lee sabía sobre lo que escribía, de hecho hay muchos puntos autobiográficos en su novela, y por eso captó mejor que nadie la vida en este pueblo ficticio. Esto le da mucha entidad y autenticidad a la historia en si. En definitiva una novela  con mucho sur y con mucho sentimiento.


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